martes, 21 de julio de 2020

Libros para una pandemia (o para un rebrote)

Mucha gente asegura que apenas ha leído durante el confinamiento. Sea porque tenían a los niños en casa y con seguir el ritmo de los deberes ya tenían suficiente, sea porque no conseguían concentrarse. Yo encontré un método consistente en poner una almohada en el balcón y sentarme ahí a leer. De todo lo que leí, esta es una selección de lo que recomiendo para cuando lleguen los rebrotes y nos toque volver a confinarnos:

El director, de David Jiménez

Los Tres Tenores: Juan Luis Cebrián (El País), Pedro Jota Ramírez (El Mundo) y Luis María Ansón (La Razón) todos ellos buenos periodistas que terminarían malográndose en los pasillos del poder. Mantenían una cercanía incestuosa con el establishment, en parte por su deseo de pertenecer a él, y mezclaban con naturalidad periodismo e intriga política. No se dedicaban solo a contar noticias, sino a generarlas; ni a criticar ministros, sino a nombrarlos y cesarlos... Eran ministroperiodistas.



Qué difícil es remontar una lectura cuando el protagonista y, en este caso, autor además, te cae mal. David Jiménez escribe "El director" refiriéndose a sí mismo en los años en que dirigió el periódico El Mundo. En las primeras páginas, Jiménez parece encantado de haberse conocido, repite unas chorromil veces que fue reportero en Asia durante chorromil años y da a entender que fue una decisión valiente e inteligente elegirle como director. Pero van pasando las páginas, Jiménez empieza a ejercer como director, empiezan a hacerle todo tipo de perrerías y la simpatía hacia él crece. Porque, ¿cómo no simpatizar con quien escribe desde las tripas y el rencor?

Jiménez, además, critica a un medio que adora y esa ambivalencia da credibilidad a su historia. Critica desde dentro y lo hace con fundamento:

El oficio que tenía como esencia contar las cosas se había convertido en guardián de sus propios secretos inconfesables: a los periodistas nos gustaba contar una buena historia, pero no la nuestra. 

En su momento se compraron los derechos de "El director" para hacer una serie de televisión. No sé qué pasó con el proyecto, si sigue adelante o si, como tantos otros, ha acabado en el cajón de los guiones que nunca se llegan a rodar, pero creo que su adaptación sería un zambombazo.


Cómo se hace una chica, de Caitlin Moran
Con este libro, curiosamente, me ha pasado todo lo contrario que con "El director". Su protagonista, al igual que el estilo escribiendo de Moran, me conquistaron al principio. La chica del título, Johanna, es una chavala de 14 años torpe, divertida, más salida que el pico de una plancha y con una familia tan caótica y enérgica como ella.

Cuando eres una adolescente gorda, a la gente le cuesta calcular la edad que tienes. Cuando usas una talla 100E de sujetador, todos dan por hecho que eres sexualmente activa,  y que has tenido relaciones sexuales sin protección y con regularidad en algún descampado. Ojalá se me hubiera presentado esa oportunidad. A mí todavía no me ha besado ningún chico.


Sin embargo, poquito a poco, el estilo chispeante de las primeras páginas empezó a cansarme, yo ya tenía ganas de trama, de que pasara algo. Y, cuando pasó, el libro empezó a dejar de interesarme.

"Cómo se hace una chica" parece formado por dos libros en uno. El primero, centrado en los catorce años de Johanna, es casi una sucesión de anécdotas, maravillosamente escritas y muy, muy divertidas. Johanna va cumpliendo años y entonces consigue un trabajo como redactora en una revista musical. Dieciséis años que tiene la chiquilla y le hacen encargos y le pagan por ello. Ajá. Ahí yo ya empiezo a no creerme nada. Y cuando Johanna se dedica a enrollarse con músicos y compañeros de la revista y absolutamente nadie de su entorno, ni los compañeros, ni su propia familia, (que vale que los ingleses son más despegados pero, ¿nadie le dice: nena que te vas a pillar una gonorrea?) advierten a la chiquilla que se ande con ojo, que no es buena idea andar liándose con treintañeros, ya el libro me ha perdido. El final, atropellado, y con la intervención crucial de unos personajes que ni sabemos quiénes son, acabó por defraudarme del todo. Una pena, porque la primera mitad es una gozada.

Los peligros de fumar en la cama, de Mariana Enríquez

Habrá gente a la que un libro tan profundamente malrollero como este no le enganche. No es mi caso.


Yo he pasado mañanas enteras desayunando mientras veía "Crímenes imperfectos", he mojado galletas en leche viendo recreaciones dramáticas de autopsias y asesinatos, así que tengo alta tolerancia al mal rollo. Y Mariana Enríquez cuenta el mal rollo con mucho salero:

Los japoneses creen que, después de morir, las almas van a un lugar que tiene, digamos, un cupo limitado. Y que cuando se llegue a ese límite, cuando no quede más lugar para las almas, van a empezar a volver a este mundo. Esa vuelta es el anuncio del fin del mundo, en realidad.
- Qué concepto más inmobiliario del más allá tienen estos japoneses.
- Mucha gente en un país chico. 

"Los peligros de fumar en la cama" es un libro de relatos donde se mezclan el terror, lo sobrenatural, el realismo mágico y algunas grandes tragedias personales con la ironía y la mala leche. Hay historias de adolescentes locas de amor dispuestas a hacer amarres pero también a matar a su amado si este se enamora de otra, historias de fantasmas que acaban de enloquecer a quienes tienen cerca para que así ocupen su lugar o historias de fans tan obsesionadas por su ídolo que quieren devorarlo (literalmente). Enríquez tiene un estilo y un universo muy propio y, solo sea por eso, merece mucho la pena leerla.

Vivir con los dioses, de Neil Mac Gregor
De estos cuatro libros, todos atractivos, todos entretenidos, este señor libraco quizá sea el que más pereza os dé:


Precisamente por ser un tochazo proporciona lectura suficiente durante un confinamiento o un rebrote (crucemos los dedos). Muy interesante si os gusta la historia del arte, la antropología y los documentales de National Geographic. MacGregor toca diversos temas, a partir del análisis de algunos objetos o incluso algunos lugares muy concretos. Así, usa un cuchillo labrado azteca del siglo XV para hablar de los sacrificios rituales en distintas sociedades (la azteca, la de los antiguos griegos) y contar cuál era su sentido. Pero también habla de ritos de iniciación, fuegos sagrados o de tumbas de piedra estratégicamente situadas para que entre la luz en el solsticio de invierno, de modo que el sol "toca" a los muertos justo antes de que llegue a la primavera y todo reviva.

De las muchas leyendas e historias que cuenta el libro, especialmente divertida es la de la primera arca, que no era de Noé, sino de Utnapishtim. La historia difiere un poco de la de la biblia, habla de una época remota en la que los dioses estaban hartos de los humanos porque no paraban de reproducirse, hacían mucho ruido y cada día respetaban menos a los dioses. El consejo de los dioses (en Mesopotamia los dioses se organizaban así) decide mandar un diluvio y cargárselos a todos. Uno de los dioses, Enkil, no está de acuerdo: ¿si matan a los humanos quién adorará a los dioses? Así que avisa a Utnapishtim para que cree un barco donde pueda salvarse él, su familia, una pareja de cada especie y semillas suficientes.

Y vosotros, ¿leísteis más de lo habitual durante el confinamiento?, ¿tocará encerrarse otra vez pronto?, ¿hacemos una porra?, ¿qué mito os gusta más, el de Noé o el de Utnapishtim?

martes, 7 de julio de 2020

Los mejores capítulos de Expediente X según moi

Hoy es el día. ¿7 de julio San Fermín? Bueno, vale, sí. Pero además, Amazon lanza en su plataforma toditas las temporadas de Expediente X. Las 11. Para esas personas que dicen que ellos son más de películas o de mini series porque las series largas les agotan. Para esos que no vieron la serie en su momento. Para los que el género fantástico no les atraiga demasiado aunque hayan oído hablar mil veces de esta serie. O para los que sí la vieron pero no la recuerdan muy bien. Para todos ellos traigo una selección de los mejores capítulos de Expediente X. Porque verse 22 capítulos por temporada son muchas horas y en esta vida también hay que dormir y trabajar y comer e ir al baño e incluso socializar. Ahí van:

TEMPORADA 1
Capítulo 3, "Squeeze"
Uno de las señas de identidad de "Expediente X" son los capítulos del "monstruo de la semana", autoconclusivos. Este, Eugene Tooms, se estira y se deforma para colarse en las casas y cometer sus crímenes. La imagen de Eugene colándose por el water o los conductos de ventilación es espeluznante.

Capítulo 8, "Ice"
Un capítulo que recuerda a "La cosa", con un grupo de científicos en el Polo volviéndose locos y esos científicos son Felicity Huffman y Xander Berkeley. Otra de las gracias de revisionar hoy "Expediente X" está en reconocer a actores en sus años mozos.

Capítulo 13 "Beyond the sea"
Los protagonistas de Expediente X, Mulder y Scully son una vuelta de tuerca al clásico buddy movie del policíaco, esos compañeros opuestos condenados a entenderse, con algunos toques de la clásica tensión sexual latente. Mulder es crédulo, obsesivo aún a costa de que los demás le consideren ridículo. Scully es práctica, de mente científica y por tanto escéptica. Mulder cree que los extraterrestres abdujeron a su hermana y cree, de paso, en todo lo sobrenatural que va encontrándose capítulo a capítulo mientras Scully le mira, coge aire, se contiene, e intenta buscar una explicación con sentido.
Pues bien, en este capitulo se intercambian los roles, esta vez es Scully quien cree y Mulder no. Un preso a punto de ser ejecutado parece tener visiones sobre una pareja de estudiantes desaparecidas. En más capítulos se intercambiaran los roles, y se va profundizando en sus creencias: Mulder que cree en lo paranormal, pero no tiene fe religiosa y una Scully creyente pero no en lo paranormal, haciendo que el espectador se pregunte si no es todo lo mismo, en el fondo una cuestión de fe, de querer creer.

Capítulo 21,  "Tooms", es la segunda parte de "Squeeze".

TEMPORADA 2
Capítulo 20 "Humbug"
El humor es una de las bazas de "Expediente X", uno de los ingredientes que fueron encontrando con el tiempo y que vieron que funcionaba. En este capítulo Mulder y Scully llegan a una ciudad habitada por artistas circenses y el "monstruo de la semana" es un hombre con un siamés capaz de separarse de él y matar pero, ¿por qué mata? porque su hermano es un alcohólico al que le queda poco de vida y el siamés necesita un huésped para sobrevivir.

TEMPORADA 3
Capítulo 4 "Clyde Bruckman´s final repose"
Este capítulo es historia de la televisión. Sí, "Expediente X" tiene muchos episodios y no todos están a la misma altura, las tramas de continuidad, vistas de tirón, no tienen ni pies ni cabeza, pero este capítulo posee una hondura y una tristeza conmovedoras. Se producen una serie de asesinatos de médiums, todos ellos farsantes, pero el único que realmente capaz de ver algo sobrenatural es Clyde Bruckman, un vendedor de seguros cuyo poder consiste en saber cómo y cuándo va a morir la gente.

Capítulo 13 "Syzigi"
Adolescencia y poderes sobrenaturales es una mezcla que siempre mola. En este capítulo dos chavalas en un pueblo, la lían, literal y metafóricamente, cada vez que se juntan.

Capítulo 17 "Pusher"
La imaginación de la serie a la hora de mostrar poderes chungos es otro de sus grandes méritos. En este caso, un tipo que mata sin hacer nada, solo hablando, con palabras clave que afectan la percepción de los que acaban muriendo. Y es uno de los capítulos de Vince Gilligan, el autor de "Breaking Bad" y "Better call Saul" entró en "Expediente X" en su tercera temporada y escribió 30 capítulos. Volveremos a hablar de él más veces durante esta lista.

Capítulo 20 "Jose Chung's from outer space"
Las abducciones extraterrestres son uno de los clásicos temas de la serie. La hermana de Mulder fue abducida, Scully también lo será y habrá una trama de continuidad con una serie de mujeres abducidas y a quienes se les implanta una especie de chip. Olvidaos de todos esos capítulos con continuidad, son una huida hacia delante sin sentido, pero en este capítulo autoconclusivo, una pareja asegura haber sido abducida y conocemos el caso a través de un personaje excéntrico y maravilloso, el escritor José Chung. Lo habéis adivinado, es uno de los capítulos humorísticos.

TEMPORADA 4
Capítulo 2 "Home"
Otra de las grandes aportaciones de "Expediente X" fue su estética. En el 2020 ya está muy superado eso de considerar la televisión como algo de segunda (a no ser que seas Oliver Laxe, que sigue viviendo en al año 78, Oliver, ¡que ni siquiera habías nacido en la época de "Cahiers du cinema"!) y en parte es gracias a series como ésta, con una estética y una fotografía cuidadísimas. Pocas películas de terror me han dado más yuyo que este capítulo sobre incesto y monstruos de la América profunda.

Capítulo 13 "Never again"
A lo largo de tantísimos capítulos da tiempo para que Mulder y Scully se hagan amigos, confidentes, hasta haya momentos donde parece que se van a atrever a dar el paso y decirse que se quieren pero nunca cruzan esa línea invisible. Que Mulder cada 5 o 6 capítulos tontee con alguna secundaria tampoco ayuda. En este capítulo pasa algo asombroso: ¡es Scully quien liga!, ¡y además se enrolla con el tipo en cuestión! Por supuesto el romance acaba mal, porque el muchacho tiene un tatuaje de una pin up que le habla y le dice cosas malas, y además con la voz de Jodie Foster.



Capítulo 20 "Small potatoes"
Otro capítulo de Vince Gilligan y otro con humor a espuertas y montones de guiños a la serie B. El "monstruo de la semana" es un hombre capaz de transformarse en quien quiera con un único objetivo: embarazar a las mujeres de su pueblo. Mítico ese momento en que una de las chicas del pueblo asegura que el padre de su criatura es Luke Skywalker.

TEMPORADA 5
Capítulo 3 "Unusual suspects"
El universo de "Expediente X" no solo está formado por Mulder y Scully. En él también habitan su jefe Skinner, el misterioso y malvadísimo "Fumador", la hermana de Mulder, la familia de Scully... y tres frikis amigos de Mulder y más conspiranoicos aún que él. En este capítulo se retrocede unos años para contar cómo se conocieron Mulder y sus amigos con un tono que une intriga, paranoia y humor. Otro capítulo escrito por Vince Gilligan, by the way.

Capítulo 4 "Detour",
Mulder y Scully van, junto a otros dos agentes del FBI, camino a un seminario pero, por el camino, se desvían al saber de unas desapariciones en el bosque. Monstruos invisibles de un pasado remoto, urbanitas perdidos en el bosque y mensaje ecologista, todo junto y conviviendo en armonía.

Capítulo 5 "Modern Prometheus"
Uno de los capítulos más extravagantes y a la vez tiernos de la serie. Rodado en blanco y negro, centrado en un pueblo convencido de que entre ellos hay una especie de monstruo de Frankenstein que acaba resultando ser un chaval que se oculta debido a su deformidad y que resulta ser fan de Cher.

Capítulo 12 "Bad blood"
Icónico episodio que prácticamente cualquier que haya visto la serie recuerda. Volvemos a la América profunda, para hablar de vampirismo, con Mulder y Scully contando sus versiones de lo ocurrido con una ironía y un amor por la serie B que se transmite en cada segundo. Adivinad quién escribió el guión. Pista: empieza por G.

Capítulo 16 "Mind's eye"
Las historias sobre personajes con dones que no desean son un tema típico de la serie. Suelen ser capítulos en la onda de "Clyde Bruckman", melancólicos, trágicos y con interpretaciones perfectas. En este caso, cuentan el drama de una mujer ciega que ha tenido una vida más triste que un turno de noche en la cadena de montaje y que solo ve una cosa: los asesinatos que comete su padre. Además, ella es Lili Taylor.

TEMPORADA 6
Capítulos 4 y 5 "Dreamland I y II"
En esta serie todo puede pasar, hasta que Mulder intercambie su cuerpo con un agente de los "hombres de negro", ese agente es Michael McKean, el actor que años más tarde interpretará a Chuck en "Better call Saul", así que os podéis imaginar quién firma el guión.

Capítulo 8 "The rain king"
Un hombre controla el clima y, como su vida es triste y árida, condena a su pueblo a la sequía. Un capítulo ajeno a la oscuridad y los exteriores noche típicos de "Expediente X", con nubes esponjosas o cielos resplandecientes según evoluciona el estado de ánimo de su protagonista.

Capítulo 14 "Monday"
Versión de "Atrapado en el tiempo" protagonizado por una mujer envuelta en un robo que siempre sale mal... con una bomba explotando y provocando las muertes de Mulder y Scully. Tiene un ritmo frenético y lo escribe... sí, Vince Gilligan.

Capítulo 21 "Field trip"
Un tripi de capítulo con un comienzo genial: aparecen los esqueletos de una pareja desaparecida hace solo tres días. Mulder y Scully acuden a investigar... y encuentran a la pareja viva. Solo os intrigaré aún más diciendo que hay setas gigantes y que lo escribió Vince Gilligan.

TEMPORADA 7
Capítulo 8, "the amazing Maleeni"
Magos que se odian, asesinatos que no se sabe si lo son o si más bien se trata de trucos y la revelación de la gran verdad de la magia: que al final todo se trata de que mires a donde el mago quiere, para que él ejecute su truco sin que te des cuenta. Un poco como "El truco final", pero unos cuantos años antes y sin las ínfulas de Nolan. Vince Gilligan again.

Yo dejé de ver la serie tras la temporada 7, cuando dejó de emitirse en Tele5.  Años más tarde, pirateando, vi algunos capitulos sueltos de las temporadas 8 y 9 para descubrir que la serie sobrevivía de mala manera: a veces sin Mulder (ocupado haciendo otras cosas), a veces sin Scully (ocupada haciendo otras cosas) y así languideció hasta morir. En 2016 se anunciaron a bombo y platillo nuevos episodios. De esta temporada 10, a la que siguió una temporada 11, ambas cortas, solo diré que no tenían ni un solo episodio digno de estar en esta lista. Fue el momento en que descubrimos que quien nos gustaba era Mulder, no David Duchovny y que Gillian Anderson tiene el secreto, no de la eterna juventud, sino de mejorar cual vino de barrica:
 

Y vosotros, ¿erais fans de "Expediente X"?, ¿también creéis que el cáncer negro, el embarazo de Scully, las conspiraciones del Fumador y todas las tramas de continuidad de la serie eran un sindiós?, ¿también estabais un poquito pilladas/os por Mulder? Y, si no la habíais visto, ¿os animareis a ver la serie ahora que os he hecho una criba buena-buena, de calidad?, ¿qué otra serie de los 90 os marcó y os gustaría encontrar en las plataformas?

lunes, 1 de junio de 2020

Famosos confinados, famosos trastornados

¿Qué os ha salvado durante el confinamiento?, ¿el catálogo de Netflix?, ¿las videollamadas constantes?, ¿tirar miguitas de pan a los gorriones desde vuestro balcón con la esperanza de que se acerquen a ti y puedas domesticarlos como en la película aquella de Burt Lancaster? Esto último no funciona, sobre todo si tienes un gato que corre hacia el balcón en cuanto un pájaro osa posarse. Así que, cuando vi que mi plan para convertirme en ornitóloga fallaba, me dediqué a analizar cómo llevaban el confinamiento los ricos y famosos. He visto muchos perfiles de instagram, muchos tiktoks, muchos pantallazos, me he reído mucho y, con el ánimo de compartir esas buenas risas con vosotros, os traigo un top ten que podríamos llamar "famosos confinados, famosos trastornados". Unos más que otros, claro.

10. Arnold Schwarzenegger 
Nos hemos pasado la vida pensando que Arnold (paso de volver a escribir su apellido, es agotador) era un actor limitado y poco expresivo. Para nada. Es un actorazo. Toda su carrera haciendo de tipo duro cuando es un señor entrañable, adorable, amable y querible. Su confinamiento es el sueño de toda niña cursi de siete años, ¡vive con un pony y una burrita! Eso sí, la decoración de su cocina es digna de señora de ochenta años.

9. Kourtney Kardashian 
Hubo una época oscura de mi vida en la que me enganché al programa de las Kardashian. Lo admito públicamente porque ya lo he superado, como Kiko Rivera con sus adicciones a "sustancias" (me encanta ese uso de la palabra "sustancias", es el eufemismo definitivo sirve para la cocaína, para el sulfuro, para el bicarbonato...). Engancharse a "Keeping up with the Kardashians" es como una adicción, necesitas salir tú, por mucho que digan desde fuera o tomas la decisión personalmente o no hay manera. El día que tomé la decisión fue viendo un programa en que las hermanas estaban en uno de sus viajes familiares por paraísos del mundo, las K estaban tumbadas en sus tumbonas y las niñas (hijas de Kim y Kourtney) se bañaban en la piscina de su bungalow privado con unas colas de sirena de quita y pon. Kris Jenner, la matriarca del klan, se quedó mirando a Kourtney, su hija mayor, muy fijamente y le dijo: "Tú sabes que las sirenas no existen, ¿no?". Kourtney dijo que claro que sabía que no existían... ahora, se habían extinguido, como los dinosaurios.

La mente de Kourtney Kardashian es una despensa que almacena de todo un poco: animales mitológicos y reales coexistiendo junto a frases de coaching, citas de la biblia y comida sin gluten, que ella leyó en algún sitio que eso era súper sano. Pero fijaos en su casa. Y en esa loma verde del fondo, que seguro que también pertenece a su casa. Así cualquiera believes in God´s plan, Kourtney.

8. Ryan Reynolds and friends



Ser una celebrity en el siglo XXI es más duro de lo que tú, desde tu piso interior de 40 metros cuadrados, te crees. Ser famoso e ideal 24 horas al día es agotador. En la época del Hollywood clásico las estrellas se arreglaban para sus premieres y el resto de su vida podía seguir de forma más normal. Luego llegaron los paparazzis y las pilladas y los robados, pero aún te quedaba la intimidad del hogar. Ahora, con las redes sociales, ni siquiera eso. Tienes que ser cool todo el tiempo. Y aquí tenéis la prueba, con Jake Gyllenhaal y el chavalito de "Spiderman" haciendo: a. el pino; b. mientras se ponen una camiseta; c. sin perder la vida en el intento; d. nominando a otra celebrity después, solo para joder.

Por supuesto, en este video todos somos Ryan Reynolds. No nos salía el pino en quinto de EGB, nos va a salir ahora.

7. Paula Moya
No sé quién es Paula Moya. Confundo a esta caterva de chicas monísimas, flacas y de larga melena que suelen salir por el Hola o el Trendencias para darnos respuestas a preguntas que nunca nos hemos hecho del tipo de: ¿cómo combinar una falda midi?, ¿cómo lucir nuestras camisas de pijama en la calle?

Aquí, Paula te aconseja cómo vestirte para cada ocasión. ¡Que no sales de casa, Paula!, ¿de qué ocasión hablas?, ¿cómo vestirte para bajar la basura?, ¿qué llevar para ir al Lidl?


Paula, dime, ¿cuál es el outfil perfecto para levantarme del sofá e irme al baño a hacer caca?

6. Madonna 
Los introvertidos, los que teletrabajamos, los amantes de la cocina, la lectura o el bricolaje, los que nos entretenemos viendo cualquier programa de Jamie Oliver (y deduciendo de qué época es según esté él más o menos gocho)... no llevamos mal el encierro. Pero si eres Madonna y estás acostumbrada a viajar por el mundo y a trabajar con un ejército de asistentes personales, jefes de prensa, estilistas, chóferes y más, cuando te quedas sola te vuelves, literalmente, loca:


Podría ser Joaquín Reyes diciendo aquello de "toca, toca, acero para los barcos", pero no.

5. Andrés Calamaro
Madonna habría llevado su confinamiento de otra manera si hubiera hecho lo que Andrés Calamaro... es decir, llamar a su dealer.


El momento Ramadán es el nuevo mineralismo.

4. Jon Kortajarena
Los modelos son un sector que, tradicionalmente, ha sufrido mucho. Esas top models que fueron unas niñas desgraciadas en su instituto porque eran flacas y altas, hasta que acompañaron a una amiga a un casting y las seleccionaron a ellas, precisamente por ser altas y flacas. Alguien debería hablar con esas amigas que se quedaron por el camino, a las que rechazaron en el casting. Pero eso es otro tema.

La vida del top model internacional es muy dura. Viajan mucho. Y la soledad de los hoteles. Y lo mal que se come en los aeropuertos. Una tragedia. Y todo para que tú llegues a tu casa, te encuentres en el frigorífico un limón pocho y un yogur caducado, quieras pedir algo de comer por Glovo y te traten así:


Yo te entiendo, Jon, al final cuando se tiene un antojo no es por hambre, es otra cosa. Es ilusión, es un concepto abstracto, un deseo... tú, Jon, estabas soñando con una tortilla platónica, perfecta e idealizada a lo largo de tus viajes por países donde el aceite de oliva está carísimo y esos malditos repartidores jugaron con tus sentimientos. Todos somos Jon.


3. Tamara Gorro 
Qué elegir de ese festival que es la cuenta de instagram de Tamara Gorro. La antigua colaboradora de televisión, concursante de realities, ahora casada con un futbolista, valedora de la noble causa de la gestación subrogada, influencer y, en definitiva, mujer del renacimiento, esta Ana Obregón del siglo XXI, lo da todo en su instagram. Un tercio de frases de autoayuda, otro de fotos sexies y el otro tercio un batiburrillo de cosas locas tipo Tamara bailando a lo JLo, Tamara haciendo imitaciones o Tamara tiñéndose en casa. Si tenéis una tarde tonta (y ya ni sé la de tardes tontas que llevamos con esto del confinamiento) echad un rato en el perfil de Tamara. No decepciona:

¿Quién hace las fotos?, ¿un asistente personal de Tamara?, ¿ese asistente está encerrado en casa con Tamara, el marido futbolista y los chiquillos?

2. Paulina Rubio
La chica dorada está pasando la cuarentena en su casoplón de Miami con la despensa llena de tequila. Porque si la vida te da limones, pide sal y tequila, wey.



1. Miranda Makaroff
Cantantes con sustancias suficientes en su casa para pasar todos los encierros que vengan, instagrammers que ven el lado cuqui de una pandemia mundial, modelos enfurruñados por tontunadas... Podría parecer difícil elegir entre tanto trastornado, pero la ganadora lo es por goleada. Ella es España en el Malta-España, es Loreen en Eurovisión, es Abel Caballero en las elecciones de Vigo.

Subid el volumen y disfrutad de esta obra maestra del dadaísmo:



Y vosotros, si fuerais celebrities, ¿cómo creéis que estaríais pasando la pandemia? Yo creo que entre Paulina y Arnold. Es decir, borracha dando abrazos a mi burrito.
https://twitter.com/meganemarICON/status/1246765246271950851?s=20

jueves, 23 de abril de 2020

Pandemias como las de antes

¿Cómo estáis, confinados míos?

Os traigo un remedio infalible para paliar el encierro.

Hay gente que cuando acaba de romper con su churri se pone comedias románticas de gente guapa enamorándose. Le veo muchas lagunas a ese plan. Lo más eficaz es ver un drama donde la gente sufre horrores para sentirte mucho mejor porque, en comparación con los niños que recogen minas antipersona en el Kurdistán, pues chica, tú estás mucho mejor. Siguiendo esa estrategia, me propongo animar vuestro arresto domiciliario comparando nuestra pandemia haciendo pan y viendo series con la de las gentes que sufrieron una pandemia en tiempos pretéritos. Amigos, hablemos de la peste negra.

Pérez Reverte sabe que sois unos flojos. Si queréis dejar de ser flojos, ya sabéis, id a una guerra.

Hubo muchas, pero que muchas epidemias de peste en la historia de la humanidad, pero la más popular, la que más números especiales de National Geographic o Muy Historia ha copado fue la que arrasó Europa en el siglo XIV. Llegó a través de un barco procedente de Asia al puerto de Crimea. El barco traería sedas, especias o lo que quiera que se estilara en la época, muchas ratas y un polizonte: la peste. A través de las rutas comerciales y las ratas que infestaban los barcos la peste se fue propagando por toda Europa. Hacia 1346 llegó a Italia, y la arrasó, por algo era la zona más próspera de la época con urbes super pobladas como Florencia (90.000 habitantes, figuraos qué estrés). Sobrevivió una quinta parte de la población. De ahí fue pasando al resto de Europa: un cuarenta por ciento de la población de Navarra sobrevivió, un treinta por ciento en Cataluña.

La peste no solo era más letal que muchas otras epidemias, era más de todo:
- Más indiscriminada, porque afectaba a niños y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres.
- Más rápida, porque había gente que despertaba sana y segura de que no le iba a pasar nada y esa misma noche moría.
- Más asquerosa, porque si no morías rápidamente vivías un proceso precioso consistente en: náuseas, fiebre, tos, esputos sanguinolentos y, a más a más, aparecían unas bubas negras que al romperse supuraban con un olor nauseabundo.

Aquello era el apocalipsis. Agnolo de Tura, un señor de Siena, tenía cinco hijos. Los cinco murieron, y excavó él mismo sus tumbas, bien profundas, para que los animales no se los comieran. Si no quedaba ningún Agnolo de Tura para ocuparse de ti, o tus amigos y familiares ya habían huido de la zona, te tiraban a una fosa común. La huida era la forma de protegerse, los nobles o mercaderes con dinero se iban a sus villas en el campo, las cerraban a cal y canto y, a lo "Decamerón" se entretenían entre ellos contándose historias, cantando, cocinando... Un confinamiento sin Netflix ni internet, normal que la gente de antaño aprovechara para escribir obras magnas, a ver, así cualquiera. Ponte ahora a escribir "Macbeth", Shakespeare, con directos de pilates en instagram, videollamadas con los colegas, tantas recetas distintas de pan por hacer y un número infinito de videos de gatitos en youtube.

¿Habría bardos cantando versiones de "Resistiré" en la plaga de la peste del XIV?

En el siglo XIV la gente no se confinaba ni huía al campo para que el sistema sanitario no colapsara porque no existía sistema sanitario. Es más, por no existir, no existía ni la medicina como tal, la basada en el método científico. Los médicos de la época eran curanderos que recomendaban remedios caseros muy útiles para las molestias del día a día. Pero el saber teórico se basaba en la tradición heredada de griegos y romanos. Ahora nos parece surrealista, pero durante siglos se aseguraba que había cuatro humores en el cuerpo: bilis amarilla, bilis negra, sangre y flema y las enfermedades se producían por un desequilibrio entre estos cuatro componentes, de forma que la manera de restaurarlo era mediante sangrías o mediante la colocación de sanguijuelas. Ante la peste se sucedieron las teorías a cuál más surrealista: se propaga por la vista (te miran y, ¡boom! contagiada, como pasa con Michael Fassbender que te mira y ¡boom!, embarazada), la causan los judíos, las brujas o, mi favorita: la causa una triple conjunción de Saturno, Júpiter y Marte en el grado cuarenta de Acuario.

Ahora, algunos gilipollas histéricos amenazan a sus vecinos cuando se enteran de que podrían estar contagiados. En la Edad Media no se andaban con notas bajo la puerta, organizaban pogromos (saqueos, matanzas) contra la población judía.

Aún así, había médicos que, con toda su buena intención y sus teorías raras, intentaban ayudar a los enfermos. Trataban de protegerse, pero claro, no contaban con EPIs, guantes y mascarilla. En el siglo XVII se instauró su "outfit", bastante más distinguido y enigmático que las EPIs: botas de cuero, guantes y sombrero, un bastón con el que tocar al paciente y, lo mejor, unas máscaras con forma de pico de ave en cuya punta colocaban hierbas aromáticas para no ahogarse con el hedor que desprendían los enfermos.

La peste se dio por extinguida en 1361, básicamente cuando contagió todo lo contagiable. Entre 1346 y 1666 la peste volvió... ¡27 veces!, en la última de ellas fue cuando Shakespeare se confinó y escribió "Macbeth" y "El rey Lear". Yo he hecho croquetas. ¿Y vosotros?, ¿sois más de pan o de croquetas?, ¿de pilates o del gym virtual de Patry Jordan?, ¿vuestros vecinos cantan para todo el barrio o son más de insultar al que saca al perro más de lo que debería?

miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Qué tipo de confinaimbécil eres?

En las crisis es donde sale lo mejor del ser humano. Shakespeare escribió "El rey Lear" durante una plaga. Y Bocaccio se inspiró en la peste de 1348 para escribir "el Decamerón". Yo también estoy aprovechando el tiempo de confinamiento a costa del coronavirus, pero a mi manera. Y os traigo un test con el que sabréis si este encierro os está sirviendo para algo, si está siendo una anagnórisis pandémica mundial que nos cambiará para siempre o si más bien está sacando lo peor de vosotros mismos (espoiler, va a ser lo segundo).

Elige una de estas canciones para acompañarte durante la cuarentena:

A. Un clásico: "corazón partío", de Alejandro Sanz. ¿A quién no le gusta? Si es que es oírla y ponerte a cantar: ¿quién me va a entregar sus emocioooooones?
B. Somebody's watching me, de Rockwell.
C. "Resistiré", del Dúo dinámico, en la versión acústica de Josean el del tercero derecha.
D. "Volveremos a brindar", de Lucía Gil. "Color esperanza", de Diego Torres. Canciones que contagien positividad y esperanza, que nos hacen falta.

¿Qué invento o innovación de los últimos años crees que es más útil a la sociedad?

A. Twitter.
B. Internet, es una ventana al mundo, donde encontrar de todo. Si sabes buscar, claro.
C. El satisfyer. No, espera, mejor un sillón de esos reclinables que dan masajes.
D. Elijo dos. Los smartphones e instagram.

Por fin se acaba la cuarentena y las celebrities, en una campaña para incentivar la vuelta a la vida social, se ofrecen a tomar unas cañas con el pueblo. ¿Con qué famoso te irías de vermut/vinos/cañas?

A. Con Joaquín, el del Betis. Es que mira que es gracioso el tío. Nos ibamos echar unas risas.
B. Iker Jiménez. Y que me cuente todo lo que sabe y, sobre todo, lo que no le dejan contar en su programa.
C. Paso de ningún famoso y de salir a beber, me quedo en mi casa a dormir.
D. ¿Valen famosos internacionales? Jameela Jamil, que es guapa por dentro y por fuera.

Esta es chunga. Elige una frase, un dicho, una expresión...  que te defina:

A. "Diles que vas de mi parte y así te hacen el descuento".
B. "La verdad está ahí fuera".
C. "Solo estar durmiendo es mejor que estar dormido". De Siniestro Total.
D. No sé dónde leí esto, pero intento guiarme en cada acto de mi vida por esta frase: "Cuando tienes el sol dentro no importa lo fuerte que llueva fuera".

Cierra los ojos. Imagina que puedes salir de la calle y no solo para ir al súper, no... ¡que puedes viajar! ¿A dónde irías?

A. A donde siempre, a la playa. O a la costa del Sol o al norte por Galicia. Porque las mejores playas están aquí y como aquí no se come en ningún sitio.
B. Mi viaje soñado es el Área 51, en el desierto de Nevada, en Estados Unidos.
C. Me gustan los viajes intensos, de esos en los que ves tres países en diez días, de esos que vuelves a casa reventada y necesitando otras vacaciones.
D. Fuerteventura, Bali... algún sitio donde pueda hacer un retiro de yoga y que fotografíe bien.

Mayoría de A:
El cuñado

El ya lo sabía. Había que haber prohibido las reuniones de más de cien personas a finales de febrero. Que nos iba a pasar lo mismo que a los italianos. Que habría que haber hecho acopio de mascarillas y material médico ya en enero. Que habría que haber extremado la seguridad en los asilos. Todo esto lo sabe y lo dice y repite a quien quiera escuchar, que no tenga ni idea de medicina no le va a parar, porque no tendrá conocimientos pero sí muchas opiniones. Pasa más tiempo tecleando con furia en twitter que durmiendo. Sin embargo, el historial de twitter es su gran enemigo, porque si lo repasas verás que antes dijo que para qué mandar a los niños a casa si ellos no iban a enfermar, y que el coronavirus solo era una gripe y tampoco había que exagerar. Pero eso qué más da, decir cosas contradictorias es lo que garantiza que siempre aciertes y el cuñado pueda decir lo que más le gusta en la vida: "yo ya lo sabía".

Mayoría de B:
El conspiranoico
Si un avión vuela bajo y tú lo oyes desde tu casa tu primer pensamiento es: "nos están fumigando para eliminar el virus". Lees con atención todo lo que suene marginal y conspirativo, ya sean terraplanistas o teorías sobre los estados escuchando nuestras conversaciones de whatsapp del chat "amigachos". Antes creías que este virus lo habían creado los chinos en un laboratorio con la intención de iniciar una guerra bacteriológica con los Estados Unidos y que la cosa salió mal. Luego pensaste que no, que era al revés, una cosa de los americanos, ¿o quizá de los rusos? Aunque últimamente has oído una teoría en Forocoches que te convence aún más: Esther Doña, la jovencísima esposa de Carlos Falcó viajó a Milán para contagiarse, volvió a España y pasó el coronavirus a su octogenario marido. Resultado: el crimen perfecto.

Mayoría de C:
La estresada


Caceroladas. Aplausos a las ocho. Juegas al bingo con tus vecinos del patio interior. Pinchas los sábados por la noche en tu balcón para todo el barrio y admites sugerencias vía mail, whatsapp o a grito pelado de balcón a balcón. Haces yoga a primera hora de la mañana a través del directo de instagram de tu profesora. Teletrabajas. Estás apuntada a varios cursos de Domestika. Mantienes el contacto vía skype con tu familia, vía zoom con tus compañeros del gimnasio y vía hangouts con tu cuadrilla con los que quedas para un botellón virtual juernes y viernes. El whatsapp de tu compañeros de colegio echa humo. Estás estresada, ¿cuándo dicen que se acaba el apocalipsis? A ver si así duermes un poco.

Mayoría de D:
La positiva

Esta es una oportunidad para ser mejores personas. Para consumir menos y pensar más. Para mirar hacia dentro y no hacia fuera. Para leer. Reflexionar. Y, por supuesto, para subir a tu instagram mensajes positivos con la profundidad de una taza de mister Wonderful, mientras posas (por supuesto súper favorecida, que el confinamiento no es excusa para descuidarse) y se ve de fondo o bien tu jardín de 50 metros cuadrados o tu salón decorado con estilo minimal. Este confinamiento tiene muchísimos puntos positivos... ¡si cada día tienes más seguidores en tus redes sociales!

Y a vosotros, ¿qué os ha salido en este siempre riguroso test?, ¿qué tal estáis?, ¿más aburridos que en vuestra vida?, ¿comprobando que el catálogo de Netflix es finito?, ¿o tenéis a los niños en casa y envidiáis a los que se aburren?

miércoles, 4 de marzo de 2020

Malas rachas lectoras

Qué rabia da cuando hilas una serie de libros que no. Que no te enganchan, que no te interesan, que no te atrapan. Que te decepcionan, te aburren o, simplemente, no son para ti. Yo hubo una época en la que no era capaz de dejarme un libro a medias. Hacía trampas, me saltaba las descripciones o los trozos que me aburrían y así hasta llegar a la última página. Pero ya he madurado, como cuando en los Sanfermines tuve una anagnórisis y dejé de beber kalimotxo, pues lo mismo. Si llego a la página cien y sigo con problemas para seguir, pues lo siento mucho, bye bye, hasta nunqui. Y estos últimos meses he enlazado unos cuantos libros que se me han atragantado:

Una reina en el estrado, de Hilary Mantel
Todos nuestros trabajos, nuestras estratagemas, toda nuestra sabiduría, tanto la adquirida como la fingida; las estratagemas del Estado, los pronunciamientos de los letrados, las maldiciones de los eclesiásticos y las graves resoluciones de los jueces, sagrados y seculares, todas y cada una pueden ser derrotadas por el cuerpo de una mujer, ¿no es así? Dios debería haber hecho sus vientres transparentes y nos habría ahorrado así la esperanza y el temor. Pero tal vez lo que crece allí dentro tenga que crecer en la oscuridad.
 

Complots, gente pérfida que busca permanecer en el poder, reyes de los de antes, de los que mandaban de verdad y mandaban ejecutar a la gente, guerras de religión y una época, la Inglaterra del siglo XVI, en la que la gente vestía divinamente. Este libro tenía, en teoría, todo para engancharme. Pero ni por esas. De hecho me sucedió algo poco habitual, entré y salí del libro varias veces. Me encantó el encuentro entre Catalina de Aragón y Thomas Cromwell, pero me perdí cada vez que aparecían personajes nuevos o se centraban en anécdotas de secundarios que ni recordaba quiénes eran. Los complots políticos siempre son liosos, esto es así, y los manejos de los Seymour, de Cromwell y de un número equis de ministros, damas de la corte y nobles varios en la Inglaterra de Enrique VIII, ya ni te cuento. Y, sin embargo, hay momentos brillantes en la novela, porque Mantel escribe de maravilla:

No quiere que Catalina se reponga. No debería desear la muerte de ninguna criatura humana, lo sabe muy bien. La muerte es tu ama, tú no eres su señor; cuando pienses que está ocupada en otro sitio, echará abajo la puerta de tu casa, entrará y se limpiará las botas contigo.

Al final conseguí acabarme "La reina en el estrado", no sin problemas.

NW, de Zadie Smith
La novela "Tiempos de swing", de Smith, fue todo un descubrimiento cuando la leí hace un par de años. Tenía expectativas con "NW", pero, espoiler, no pasé de la página 80.



Probablemente sea una novela de difícil traducción y no se aprecie todo su mérito si la lees en otro idioma que no sea el inglés. Smith retrata el habla de los barrios del noroeste de Londres, se regodea en las conversaciones naturalistas, fragmentadas y  la propia trama se cuenta así, a pinceladas. Para acabar de despistar al personal, la estructura también va variando, mezcla capítulos centrados en la trama con otros con monólogos en primera persona. Tanto interés por la experimentación suena a un autor queriendo hacerse ver gritando, ¡mirad de lo que soy capaz! Y sí, Zadie, eres capaz de dialogar el habla de una zona muy concreta, de mezclar muchas técnicas narrativas pero, al final, ¿eso qué más da si la historia y sus personajes no interesan?

No fue el único libro que dejé a medias en los últimos meses. Con "Puerto Humano", de John Ajvide Lindqvist, que había escrito la maravillosa "Déjame entrar", ni pasé de la página 50. Aún creo que retomaré "Olvidado rey Gudú", de Ana María Matute, pero es que son mil páginas. Cualquiera se lee semejante tocho en el metro.
 
El invierno del dibujante, de Paco Roca 
Paco Roca es una apuesta segura, pensé yo. "Arrugas" y "Los surcos del azar" me encantan, me fascinan, me suliveyan. Seguro que este libro me va a gustar:


Pues no.

"El invierno del dibujante" se centra en las vidas y condiciones laborales de los dibujantes de Bruguera y en cómo decidieron fundar por su cuenta otra revista, Tío Vivo, para al final volver al redil cuando la poderosa Bruguera usó sus contactos para que esa otra revista no tuviera ni la difusión ni la distribución necesaria. Como siempre, el dibujo de Roca es maravilloso, precioso, una gozada. Y sin embargo, este cómic tiene la emoción de una lechuga sin aliñar. Se centra en detalles laborales, en diálogos sobre plazos de entrega, sobre sueldos, todo muy práctico, muy hablado, muy frío. Al leerlo me acordaba de "Los profesionales", el cómic de Carlos Giménez que también retrata la vida de los dibujantes en los años 50-60.

Allí esta todo: las malas condiciones laborales, la vida en la dictadura, el choque entre una profesión artística y vocacional y una realidad mierdera, pero también el humor, las ganas de vivir y una caracterización brillante de todos los dibujantes a los que Giménez entrevistó para crear "Los profesionales".

Los perros negros, de Ian McEwan 

¿No os pasa que confundís a autores de la misma generación, el mismo país, el mismo rollo? Yo acabo de descubrir que me pasa eso mismo con Julian Barnes, David Lodge e Ian McEwan. De hecho, pensaba que había leido algo de Ian McEwan y resulta que no, que de quien había leído es de Julian Barnes ("Hablando del asunto", me encantó) y de David Lodge ("Terapia", también lo recomiendo). En mi mente existía un autor, al que podríamos llamar Ian Barnes-Lodge, que había escrito todo lo que me sonaba a autores ingleses consagrados nacidos en los años 30-40.



Cada vez que me quejo por el último conflicto social que viene en el periódico tengo que recordarme a mí misma: ¿por qué había de esperar que millones de extraños con intereses encontrados se pongan de acuerdo cuando yo no pude hacer una sencilla sociedad con el padre de mis hijos, el hombre al que quería y con el cual sigo casada?



"Los perros negros" comienza contando la infancia de su protagonista, para entender su fijación por las familias ajenas. La suya falleció cuando era niño así que anda enganchándose a las de sus amigos, luego a las de sus parejas. Pero luego resulta que no, que la novela no va de eso, sino de la relación entre sus suegros, una pareja que a él le fascina. El protagonista empieza a entrevistarse con su suegra, con la intención de desentrañar el porqué de la mala relación de ella con su ex marido. Pero entonces la mujer muere y la historia pasa a centrarse en cómo fue la juventud de esta pareja y en un misterioso evento que les marcó y que da título al libro. Quizá si la anécdota alrededor de los perros negros fuera más misteriosa, más evocadora... no me hubiera quedado con la sensación de que es un libro disperso, que pasa de un tema a otro sin que ninguno cale en el lector. Al menos me lo acabé, eso sí.

Como he tardado muchísimo en actualizar, os tranquilizo: no ha sido por coronavirus, no he estado aislada en un hospital de Torrejón. La culpa es todita de mi curro, que me ha tenido con la cabeza inutilizada, ¡pero volveré! (digo esto mientras me envuelvo en una capa y corro por el pasillo de mi casa, para darle más dramatismo).


Y vosotros, ¿no odiáis estas rachas en las que enlazas varios libros que te cuesta terminar?, ¿qué libros que pensabais os iban a enganchar acabaron abandonados en el estante de los libros sin acabar?

domingo, 26 de enero de 2020

La alfombra blanca (y repleta de logos) de los Goya

Málaga. Ext. Noche.

Llueve a mares. La lluvia en Sevilla es una maravilla, pero en Málaga es una riada y un barrizal. Los actores y actrices que ocupan los hoteles de Málaga se acicalan, se ponen el vestido prestado por Zé García, las joyas cedidas por Bulgari, los taconazos de Úrsula Mascaró. Salen a la calle y les cae encima el diluvio universal. Como si fueran Kate Moss en Glastonbury van llegando a la gala de los Goya llenos de barro. Pero no.

Imaginaos estos looks con toques de lodo, lluvia y unas botas Hunter.

Ojalá hubiera pasado esto.

Hubiera sido mucho más divertido. Hubiera sido imprevisto, loco, rockero. Pero no, la gala de anoche (hasta donde vi) fue más bien soporífera. Que el primer premio fuera para una yaya de 85 años marcó el ritmo de la noche. La señora tardó lo suyo en alcanzar el escenario y tardó aún más en recordar qué quería decir. No llevábamos ni 20 minutos y ya se estaba haciendo largo.

La alfombra, que no deberíamos llamar roja, si no de los logos, también empezó aburrida. Mucho blanco, mucho vestido minimal, mucho blanco y negro y mucho ir sobre seguro. Hasta que llegaron ellas. Gracias a Pilar Ordóñez, Mariola Fuentes y una señora vestida de mandarina por existir:


Había tantos, pero tantísimos vestidos blancos que dos personas tan diferentes como Dulceida y Silvia Abril llevaron un modelo muy similar.

Entre la marabunta de vestidos blancos que, oye, si llegas a un acuerdo con el diseñador lo mismo lo puedes usar para tu boda, lo subes a las redes y al final hasta te sacas un pico, también había alguno que se salía de la norma. Najwa Nimri lucía un salto de cama/poncho ideal para darlo todo en la próxima fiesta ibicenca:


Nadia de Santiago fue, directamente, en salto de cama. La batita transparentosa que llevaba encima era ideal, sobre todo para bajar la escaleras de tu mansión en los Hamptons camino del desayuno tipo buffet que te ha preparado el servicio. Para una gala en febrero, sin embargo, como que no lo veo.

Y hablando de la gala, la montaña rusa de emociones continuaba con una actuación de Pablo Alborán, más esa oda a la alegría de vivir que es la sección de cortos documentales, siguiendo con Jamie Cullum al piano en la sección in memoriam, más el discurso del director de la Academia de cine, más una actuación de Amaia, que es muy maja y muy riquiña, pero no deja de ser la María Ostiz de la generación Z. Mientras todo esto pasaba, la gente se levantaba y cruzaba por delante de algunas de las cámaras. Pasó tantas veces que ya parecía un gag.

Afortunadamente, no todo fue aburrido y bajonero. Silvia Abril se marcó uno de los mejores momentos embutida en mallas, haciendo de superheroína y diciendo que ella era invisible desde que cumplió los 40 para acabar el número chocándose contra la pantalla y maldiciendo el techo de cristal. Abril no fue la única en hacer un guiño al mundo de los súper héroes:


Aquí tenemos a Óscar Jaenada vestido del Enigma de las películas de Batman. Este chico trabaja mucho en Hollywood, quizá sea aspirante al papel en el próximo remake/reboot/secuela/precuela del dichoso hombre murciélago:



Belén Rueda también hizo un homenaje a un personaje icónico, en su caso vestida de azul Disney. Había quienes decían que iba de Elsa de Frozen, otros opinaban que más bien Cenicienta. Yo la veo muy Alicia en el País de las Maravillas, pero en plan remake 30 años más tarde, con Alicia ya adulta, divorciada y con hijos independizados, que mira hacia su infancia con nostalgia.

Entre villano de Marvel y Timothée Chamalet patrio estaba Eduardo Casanova. Mientras, Antonio Velázquez mezclaba muchas referencias: sus patillas podían ser Curro Jiménez o Lobezno; su traje podía ser portero del Ritz o maestro de ceremonias en el circo de Dumbo.



 Antonio Velázquez as Lobezo. Eduardo Casanova as Billy Porter.

Admito que me fui a dormir pronto, en algún punto entre la actuación de María Ostiz Amaia y el in memoriam. El formato de gala siempre se hace largo, por ritmo, por horario, por discursos eternos que te hacen darte cuenta que el tiempo es subjetivo y que hay minutos que parecen horas... Por eso creo que podemos hacerlo mejor, con un nuevo formato: el día después de los Goya. 

Estación María Zambrano. Int. Día

Actores y actrices con resaca, afonía y mocos (Nadia de Santiago y Anna Castillo fijo que cogieron frío la noche anterior) desfilan como The walking dead camino al tren. Un aluvión de periodistas que han dormido sus ocho horas y desayunado fuerte les rodean y les siguen en el trayecto Málaga-Madrid, enterándose así de quién ligó con quién, quién odia a quién, quién ha perdido su cabezón, quiénes han acosado a Almodóvar.

Y vosotros, ¿veríais ese programa post-Goya?, ¿que hacía Tamara Falcó en los Goya, es acaso la nueva Mario Vaquerizo y no nos vamos a librar de ella jamás de los jamases?, ¿estáis dispuestos a ver la próxima película de Oliver Laxe si la protagoniza él en vez de una señora de 85 años, un tipo con el pelo sucio y unas vacas?, ¿Carlos del Amor se apellida de verdad así o es su nombre artístico?